viernes, 30 de septiembre de 2011

Schemel: “Hugo Chávez es la Lila Morillo de la política venezolana”

Para el presidente de la encuestadora Hinterlaces la razón por la que el jefe de Estado mantiene, y hasta sube su popularidad, pese a su pésimo gobierno es que le sobra carisma.


eltiempo.com.ve/


Es un workaholic, un adicto al trabajo al que sólo le falta instalar una tienda de campaña en su oficina para pernoctar ahí. “Algunas veces he dormido aquí”, se ríe en la tarde de sábado en que ha terminado un focus group (pequeño cónclave de personas, en este caso chavistas, a las que preguntan y repreguntan para obtener sus pensamientos más profundos) antes de dar paso a la entrevista con El Tiempo. Oscar Schemel, presidente de la encuestadora Hinterlaces, sólo tiene en esta tarde sabatina una sonrisa al recordar la forma en que Mario Silva pronuncia su casi impronunciable apellido alemán. “Ja,ja, ja, ja ”, se ríe. “No podía decirlo bien y entonces me llamó Señor Smell; es decir, Señor Olfato”.


...Señor Olfato. Lo cierto es que Schemel ha estado estas semanas en la cresta de la ola informativa luego de presentar su última encuesta, en la cual el presidente Hugo Chávez obtiene 58 % de valoración positiva, un punto más del que le atribuyó la firma GIS XXI del exministro chavista Jesse Chacón. No pocos opositores reaccionaron acusándolo de “vendido” y “chavista solapado”.


Subir subiendo
-José Vicente Rangel, en su columna “Marciano” de esta semana, ofrece un panorama desolador para la oposición: “Todas las encuestas, del signo que sea, quien quiera sea el propietario de la empresa, favorecen a Chávez. El promedio de ventaja que Chávez le saca a la oposición está por encima del 50%. Este porcentaje no desciende, por el contrario, está en ascenso. Y lo más grave de este porcentaje para el antichavismo, es que se trata de una tendencia, y en materia de encuestas lo que vale son las tendencias -a la baja o a la alta”. ¿Es verdad lo que dice el Vicepresidente?

-Conozco los resultados de algunas encuestas recientes, no de todas, y hay coincidencia en la percepción sobre la gestión del Presidente. En nuestros estudios vemos una tendencia creciente a favor de Chávez a partir de las parlamentarias. Ha subido 14 puntos en un año.



-¿Es mucho para un gobernante?
-Claro. Pero es más sorprendente en un contexto de creciente descontento y malestar. Entre 6 y 7 venezolanos, de cada 10, están inconformes con la gestión del gobierno respecto a problemas como la inseguridad, desempleo, inflación, transporte, vialidad y electricidad. A pesar de eso, el Presidente viene incrementando sus porcentajes de valoración positiva. Casi 6 de cada 10 venezolanos califican como excelente, buena y de regular a buena la labor presidencial. De hecho, entre julio y septiembre de 2011 sube 4 puntos esa valoración, de 54 a 58%.



-¿Qué hizo Chávez entre julio y septiembre para ser mejor valorado?
-Antes hay que entender que, frente a los problemas, los venezolanos responden racionalmente. Por el contrario, frente al presidente Chávez, responden emocionalmente. Cuando preguntamos sobre los problemas, responden desde el descontento. Cuando preguntamos sobre el Presidente, responden desde la valoración afectiva y desde la identificación social. Las respuestas racionales surgen desde la experiencia objetiva del agravamiento de los problemas. Las respuestas emocionales se nutren de la relación amorosa entre el líder carismático y las masas. Esta valoración positiva no se basa principalmente en la gestión del presidente. Se basa en la percepción de que el Presidente es “bueno, humanitario, tiene buenas ideas y proyectos y piensa siempre en los pobres”. La enfermedad del Presidente ha intensificado estos lazos emocionales. Además, el debate público se ha concentrado al extremo en la figura presidencial, disminuyendo la valoración racional.


-De ser cierto su análisis, la oposición lo tiene cuesta arriba porque debe que decidirse entre una campaña racional que la favorece en el debate pero no en los votos y una campaña emocional que le daría votos pero que no cuenta con un candidato carismático a la vista.
-Las buenas campañas no son ni absolutamente racionales ni totalmente emocionales. La oposición debería añadir elementos racionales claves que permitan cambiar el sentido de las emociones, creando otros marcos de interpretación diferentes.



-¿Por ejemplo?
-La denuncia no es suficiente. Hay que apuntar también a los soportes mágico-religiosos del liderazgo presidencial. Un elemento racional que cambie los marcos sería: “La pobreza se cura con empleo”, oponiéndolo al discurso oficial que dice “yo te ayudo a aliviar la pobreza”. Uno le otorga autonomía al pobre y otro sella su relación de dependencia. Otra expresión de lo racional para cambiar el sentido de lo emocional sería: “Si es tan bueno, ¿por qué lo está haciendo tan mal?”. Esto es parte del diseño de unos marcos de interpretación y del uso de un repertorio gramatical diferente al repertorio oficial. Por ejemplo, yo no usaría la palabra “pueblo” que es de la gramática roja, yo usaría la palabra “venezolano”. La primera se refiere a una identidad de clase que polariza el debate y lo personaliza en la figura del Presidente. La segunda despolariza y despersonaliza el debate porque todos somos venezolanos. Yo no usaría las palabras “inclusión o igualdad” sino “respeto y oportunidades”, prosperidad en lugar de revolución, democracia en lugarde socialismo, ciudadano en lugar de pobre, empleo en lugar de misiones, tolerancia en lugar de resentimiento, familia en lugar de comuna.



-¿Eso quiere decir que habrá una batalla semiótica entre los dos bandos en 2012 para posicionar sus lenguajes? ¿No es esa precisamente una batalla de clases?
-La próxima batalla electoral se tratará esencialmente de una batalla lingüística. Los seres humanos pensamos con palabras. Quien controla la palabra, controla el pensamiento y las percepciones. Insertar una palabra es insertar una idea. El aparato de propaganda oficial ha instalado un nuevo repertorio gramatical. El error de la oposición ha sido utilizar la gramática del adversario. Si usas las palabras de tu adversario, al final terminas fortaleciéndolo.


-¿No es Chávez precisamente un maestro de las palabras, el responsable de ese nuevo lenguaje y temáticas de las que hablamos todos desde hace 12 años? ¿Cómo vencerlo?
-Más allá de Chávez, hay un gigantesco aparato de propaganda cuyo objetivo fundamental es cambiar la identidad del venezolano y ejercer el control psíquico de la sociedad.



-Parece estar refiriéndose al laboratorio de un aprendiz de brujo...
-Criticamos a los chavistas porque reaccionan emocionalmente frente al Presidente, pero es que los opositores también reaccionan pasionalmente. Los resultados de nuestra última encuesta fueron asumidos por los opositores de manera primitiva. “Se vendió, eso es mentira, eso no puede ser”, dijeron. Respondieron desde la negación, el temor, la ira, la rabia, la descalificación y la agresión. Dime tú si eso no es lo que más conviene al objetivo oficial de controlar psíquicamente a la sociedad. Sin pensamiento crítico no te vas a convertir en un contendor de calidad.



-Muchos opositores dicen esto que suena sensato: ”No hay que votar por Chávez porque no sabemos si el cáncer, una vez vencido, vuelve a reaparecer y eso significaría una gran desestabilización para Venezuela”. ¿Hasta qué punto el cáncer vencido puede convertirse en un punto de campaña favorable a la oposición?
-La recuperación de Chávez puede significar, más bien, una resurrección simbólica. Un Presidente renovado, invulnerable, que confiesa que ha cometido errores, que va a rectificar y por eso necesita otra oportunidad, significa que, después de 12 años, vamos a tener al frente un Presidente “nuevo”, mejor que el anterior. Este es un reposicionamiento acertado, sobre todo cuando la oposición no se ha convertido en una opción. Y si además el oficialismo logra reducir la brecha entre descontento y popularidad, mejorando la calidad de la gestión, así sea simbólicamente, Chávez se va a presentar a este proceso electoral fortalecido.



-¿La oposición puede ganar sin un líder carismático?
-Sí. Lo que menos le conviene es buscar un candidato carismático. Debe ser un líder aspiracional.



-¿Qué es eso?
-Que se conecte con el proceso de maduración social y ciudadano que vive el país. Chávez es un histrión muy eficaz para encantar a las masas. Y las masas son femeninas. Chávez es la Lila Morillo de la política. ¿Tú has visto un líder más cursi que Chávez? Las mujeres se enamoran por el oído y el hombre por la vista. Por eso las mujeres se maquillan y se operan y los hombres mienten y prometen. ¿Quién se levanta a las mujeres? ¿No es el hablador de pendejadas? En Venezuela nunca ha habido en el último siglo un líder con el carisma y la conexión emocional con los sectores populares como Chávez. ¿Cómo coño vas a competir ahí? Tienes que competir con otro perfil de líder.



Ruptura por desengaño
Oscar Schemel está literalmente obsesionado por trazar un retrato exacto de las audiencias que encuesta. En ello está implicada la credibilidad de su palabra. Por eso avanza decididamente a conceptuar que “los sectores populares no solamente demandan alimento, vivienda, bienestar en general. También necesitan certezas espirituales; es decir, garantías de que no van a ser olvidados”.

Y añade: “En una reciente encuesta del Banco Mundial, realizada en 60 países y en la que se entrevistó a 60 mil pobres, se les preguntó qué es lo que más les duele de ser pobres. Surgió una extensa lista de carencias materiales, pero lo que consideraron como más doloroso fue la mirada de desprecio. ¿Dime tú si el amor de Chávez no es una oferta poderosa que convoca a los más desfavorecidos?”.
Con la misma, el analista advierte: “Eso es vulnerable. Cuando las masas descubren que el líder que dice amarlos los engaña, entonces se produce la ruptura”.

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